La invención del programa REDD es también la mejor forma de asociar a los países en vías de desarrollo al nuevo acuerdo y permitirles contribuir en la lucha contra el cambio climático, subrayan los expertos. Sin embargo, pese a que todas las partes coinciden en la necesidad de incluirlo en el futuro acuerdo, insisten también en que se deben poner salvaguardas. Es necesario garantizar la transparencia del mecanismo y las medidas de comprobación y control. “Una vez que se ha pagado, hay que comprobar que los árboles siguen en su lugar” y que el dinero llega a las comunidades afectadas, señala Frances Seymour, del Centro Internacional de Investigaciones sobre los Bosques. “Habrá que fijar claramente las reglas antes de decidir los objetivos”, reconoció un negociador europeo antes de la apertura de las negociaciones.